Ir al contenido principal

Mi enemigo...

Tengo el corazón hecho añicos.  Pero creo que la claridad está llegando por fin.  La saliva sigue siendo agridulce.

No soy una persona fácil. Conmigo no te aburres, probablemente porque mi mente viaja a mil kilómetros por hora, y en estos minutos estoy aceptando que sólo una persona en este planeta le puede seguir el paso a mi mente y corazón.  Inclusive puede detenerlos y hacer que vuelva.

Buscar el brillo en un lugar ajeno a mi cuerpo, es una batalla de mil heridas.  En esa travesía, he tratado de encontrarlo en otros ojos, en otros labios, en otra voz.  Esta lucha errante es una guerra sin fin.

Y entablamos una tregua. Bajamos las armas. Iniciamos el diálogo. Hablar de los estragos de esta guerra nos ha hecho bien.  Somos un par de animales heridos.

Lamimos nuestras heridas mutuas. Las que te hice. Las que me hiciste en esta cruenta cacería en la búsqueda de la felicidad.  Al final de semejante holocausto, podemos ser solidarios.   Respirar tranquilos. Mirar con paz.  Arropar con amor.

Nunca creí que tú me ayudaras a sanar.  Que me dijeras que cerrara los ojos, que mirara hacia dentro. Que la luz que da ese brillo que tanto he buscado, está dentro de mi.    Siempre lo supiste. Todo el tiempo la viste.  Por eso era la guerra, para que no se extinguiera. Para que no te la arrebatara,  a ti que tanto la habías cuidado.

Eres mi verdugo.  Mi refugio. Detractor. Aliado. Juez. Compañero de condena.  Eres como mi muerte... Mi bienvenida a la vida.

Te regalo tu libertad, para que hagas con ella lo que quieras. Ser feliz, perder el sueño, y también en algún momento (sólo si así lo quieres) volver conmigo.




Comentarios

Entradas populares de este blog

La Señorexia

El momento llegó sin darme cuenta, algo así como cuando sucede la primera menstruación. La evolución es tan natural que se cubre con tanta normalidad que lo vives de una forma suave, así como un perfume sutil que distingues pero que no puedes decir con certeza cuales notas tiene.  Hasta que como en todo, sucede una situación detonadora:  se ha perdido la tapa de un toper. Allí es cuando te das cuenta que has crecido, que eres madura, que como hembra humana tienes que almacenar comida para garantizar que los miembros de tu manada tengan alimento en etapas de escasez inexistente, y para ello necesitas topers...muchos topers. Y así como con la menstruación pasas de una etapa de la vida a otra.  Ahora te ha dado lo que Paco Santamaría ha bautizado como Señorexia.

Cheque en Blanco, la verdadera historia.

Cheque en Blanco es una de esas canciones, que a las mujeres -e inclusive a los hombres- les emociona al escucharla.  Las mujeres nos sentimos más  machotas y le decimos a los pérfidos hombres lo que pensamos de su mal gusto. La canción no la compuso una mujer arrabalera. Todo lo contrario, la compuso Emma Elena Valdelamar, una mujer culta, de mucho mundo y bastante guapa en su juventud.  Ya escribí un post anterior de Emma Elena, mencionando cosas que se me hacen interesantes de su canción  Mucho Corazón .  Ahora que en nuestras épocas la hizo famosa Paquita la del Barrio, ya que resulta bastante suigeneris al cantar, porque cantantes cubiertas de lentejuelas hay en muchos bares.