Hay un poema de Edel Juárez que dice "No se amar como aquí juegan". Y de verdad ¿de qué se trata ese juego del amor?. Digamos que si fuese una entrada de Pocker, yo ya hubiera perdido olímpicamente, porque muestro mis cartas, al mentir me delato y soy pésima para las matemáticas.
Sin embargo, suceden cosas extrañas en ese juego. Yo voy resignada a los resultados azarosos porque, no soy una buena jugadora. Buena apostadora, pero mala en mis habilidades de juego. Mi corazón hace resultados contra todos los pronósticos e impulsa mi razón a mantenerme dentro de un mal juego que a ratos me da algunas alegrías.
Eso tiene sus resultados. Me he convertido en una persona huraña, que en cuanto ve que alguien se acerca piensa dos cosas (una peor que la otra): necesita algo de mi o sólo quiere jugar. Admito que en esto casi no me equivoco, salvo contadas ocasiones. Lo peor es cuando descubro que quiere ambas cosas. Por lo tanto desconfío. No huyo, pero si desconfío.
Me he vuelto una No Creyente que espera un milagro.
¿Será momento de volverme a renovar?
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