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Los inocentes y mi cabello morado...

He llegado a una edad, donde el límite entre una cosa y otra es bien delgadito.  Hace algunos días cumplí 40 inviernos.  Lo festejé gustosamente contenta de que - según varias personas - me veo mas jóven de lo que realmente soy. Y así veo a mis contemporáneos, prácticamente igual. Hace poco me reuní con amigos de la prepa y hacíamos bromas respecto a que para salir bien en las selfies teníamos que apagar la  luz, sin embargo nos vemos de la edad pero no muy "madreados" por decirlo decentemente. Pero la pinche vida estaba por darme una lección el día de hoy.
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La chismosa y el cojín de mis sellos

- Buenos días maestra,  ¿cómo se encuentra usted? - Bien Doña Fulanita, ¿en qué le puedo servir?   Respondió mi madre con esa pasividad digna de Elsa de Frozen. - Vengo a pedirle de favor, si me presta el cojín de sellos que me prestó la otra vez. - En sí es de mi hija, porque yo ya estoy jubilada pero déjeme ver si lo tiene. - Si, nada más lo utilizamos aquí tantito y se lo devolvemos.  Es que ya ve que el dinero ya no alcanza y pues uno se las tiene que arreglar.  Porque ya ve que la gente es bien corrupta. En sí todos los maestros son unos corruptos, porque fíjese que la maestra Perenganita metió a todos sus hijos al magisterio y ¿ a poco Sutanito estudió?. - Pues sí, pero no puede generalizar. Yo soy maestra, y mi hija es maestra y nadie nos compró una plaza. Mi hija hizo examen de oposición y sacó el primer lugar y así entró a trabajar. - Pero su hija si estudió, y la maestra Perenganita ya metió a todos sus hijos y ninguno de ellos terminó la escuela, ahorita nad

La Señorexia

El momento llegó sin darme cuenta, algo así como cuando sucede la primera menstruación. La evolución es tan natural que se cubre con tanta normalidad que lo vives de una forma suave, así como un perfume sutil que distingues pero que no puedes decir con certeza cuales notas tiene.  Hasta que como en todo, sucede una situación detonadora:  se ha perdido la tapa de un toper. Allí es cuando te das cuenta que has crecido, que eres madura, que como hembra humana tienes que almacenar comida para garantizar que los miembros de tu manada tengan alimento en etapas de escasez inexistente, y para ello necesitas topers...muchos topers. Y así como con la menstruación pasas de una etapa de la vida a otra.  Ahora te ha dado lo que Paco Santamaría ha bautizado como Señorexia.

La aventura

La vida nunca es aburrida.  Bueno, por lo menos mi vida no lo es, ya que siempre tengo alguna situación que me mantiene en zozobra y jamás me deja estar en un estado donde diga:  mi vida está resuelta. ¿Habrá gente que llegue a ese estado? Supongo que si, pero en mi caso si no es lo uno es lo otro.  Ahora he debutado en la aventura de la independencia, pero otra independencia distinta a la emocional que tanto recitaba en los años previos. Ahora mi independencia además es laboral y la verdad esto del emprendeurismo se siente de la chingada, más cuando inicias prácticamente sin recursos, sin planearlo y te lanzas a la aventura. Así pues estoy en el lugar que menos esperé divirtiéndome como enana. Eso si, la desesperación llega cuando me pongo a pensar "¿y si no funciona?...¡¿de qué voy a vivir?! " pero después el  pánico pasa y sigo la aventura. A veces cuando la pasión se acaba la aventura es lo que sigue y eso me pasó en el ambiente profesional, desde hace un año que

Receta para madurar

Ésta es la lección del día de hoy, porque todos los días la vida te enseña algo:

En defensa propia

Fragmentos de cotidianidad

Él, tratando de revivir al amor, ha decidido que quiere escuchar canciones románticas.  Ella por su parte, buscando diversión trata de ver en televisión algún programa que la haga reír.   - ¿Te gusta esta canción? Dice él tiernamente con su seductora y masculina voz, mientras empieza a sonar I'd love you to want me interpretada por   Lobo .