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Mostrando entradas de 2018

Los inocentes y mi cabello morado...

He llegado a una edad, donde el límite entre una cosa y otra es bien delgadito.  Hace algunos días cumplí 40 inviernos.  Lo festejé gustosamente contenta de que - según varias personas - me veo mas jóven de lo que realmente soy. Y así veo a mis contemporáneos, prácticamente igual. Hace poco me reuní con amigos de la prepa y hacíamos bromas respecto a que para salir bien en las selfies teníamos que apagar la  luz, sin embargo nos vemos de la edad pero no muy "madreados" por decirlo decentemente. Pero la pinche vida estaba por darme una lección el día de hoy.

La chismosa y el cojín de mis sellos

- Buenos días maestra,  ¿cómo se encuentra usted? - Bien Doña Fulanita, ¿en qué le puedo servir?   Respondió mi madre con esa pasividad digna de Elsa de Frozen. - Vengo a pedirle de favor, si me presta el cojín de sellos que me prestó la otra vez. - En sí es de mi hija, porque yo ya estoy jubilada pero déjeme ver si lo tiene. - Si, nada más lo utilizamos aquí tantito y se lo devolvemos.  Es que ya ve que el dinero ya no alcanza y pues uno se las tiene que arreglar.  Porque ya ve que la gente es bien corrupta. En sí todos los maestros son unos corruptos, porque fíjese que la maestra Perenganita metió a todos sus hijos al magisterio y ¿ a poco Sutanito estudió?. - Pues sí, pero no puede generalizar. Yo soy maestra, y mi hija es maestra y nadie nos compró una plaza. Mi hija hizo examen de oposición y sacó el primer lugar y así entró a trabajar. - Pero su hija si estudió, y la maestra Perenganita ya metió a todos sus hijos y ninguno de ellos terminó la escuela, ahorita nad

La Señorexia

El momento llegó sin darme cuenta, algo así como cuando sucede la primera menstruación. La evolución es tan natural que se cubre con tanta normalidad que lo vives de una forma suave, así como un perfume sutil que distingues pero que no puedes decir con certeza cuales notas tiene.  Hasta que como en todo, sucede una situación detonadora:  se ha perdido la tapa de un toper. Allí es cuando te das cuenta que has crecido, que eres madura, que como hembra humana tienes que almacenar comida para garantizar que los miembros de tu manada tengan alimento en etapas de escasez inexistente, y para ello necesitas topers...muchos topers. Y así como con la menstruación pasas de una etapa de la vida a otra.  Ahora te ha dado lo que Paco Santamaría ha bautizado como Señorexia.