Ok… Bueno… Una amante del cine como yo debe de enfrentarse a todos los generos. Y bueno… el que sigo evitando es el de guerras (asi que sigue el reto de a ver quien me obliga a ver el Soldado Ryan). Pues bien, la semana pasada me largue con mi ama y con James Bond al cine. Realmente no teníamos plan armado (mis salidas al cine son como ir a ver a un amante: son planeadas y calendarizadas) y así que con helado en mano ( Yo guayaba, aquellos dos como se mimetizan lo pidieron de coco, a lo mejor por eso siempre me meten cada sustote….¡Buu!) decidimos pasar por el Cinepolis a ver que había.
Y justamente empezaba esa película, Ga’hoole, que es de unos buhitos… Pues bien… Para no ser tan imparcial, les recito lo que me paso en esa ida al cine:
Empezó la película y nos acomodamos estratégicamente en medio de la sala (mi lugar favorito). Pasaron un genial corto del Coyote y el Correcaminos, el cual vimos con mucha atención. Posteriormente empezó la película, cuando en la pantalla salía “Estudio fulanito presenta”… escuche un sonido muy conocido para mi, y cuando me cerciore de la situación, James Boing estaba ya bien jeton. Empecé a ver la película y …no me gusto pero decidí continuar viéndola como buena guerrera cinéfila (si aguanto a Valentín Trujillo y a veces hasta a los Almada…¿Por qué esta no?). Por ahí del minuto 30, vi que James Boing se reacomodo en su asiento para seguir roncando y cometí el error estratégico de cualquier guerrera cinéfila: me acomode en la lonjita de James Boing y….me quedé placentera y cómodamente dormida...
Cuando desperté, ya los Buhos habían resuelto casi toda la trama, y estaba a punto de comenzar el climax. Lo vi… y cuando iban a empezar los trancazos, James Boing despertó (cabe comentar que esto es casi al final)…y dijo: No me gusta.
En fin. La película terminó y lo mejor de la misma es: El corto del correcaminos y el fin (no el desenlace, si no cuando dice, the end). Y bueno… Si tienen niños chiquitos…ni le van a entender. Pero sigan su molleja, a lo mejor descubren esa maquinita para sacar boletos pagando con tarjeta de crédito que nos dejó a James Boing y a mi como marcianitos de Toy Story (diciendo oooooooooooooooooooooohhhhh!). Y si no pues…vayan a verla es buen somnífero.
Como siempre les digo que no me crean nada, y que vayan al cine y se creen su propia opinión siguiendo su molleja.
Hasta el próximo coyotito cinematográfico…ah no…crónica de Lizzy Buñuelos.
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