Sería bueno convencerte de las ventajas de tenerme presentarme un día a tu puerta y con un catálogo a color venderte la idea de un amor compartido, por semanas, para dos
en algún lugar paradisiaco, como puede ser mi habitación.
Por la noche siendo sombras nos inventaríamos el uno al otro y de mañana me vestiría de luz para abrazarte mientras duermes; me encontrarías como fruta al desayuno y al resbalar por tu boca el sabor te resultaría familiar; voltearías a la cama, sintiendo que estoy ahí pero sería tarde
yo ya habría volado al clóset, para esperar a que vistieras de cal y canto sobre tu cuerpo con mi blanca sombra terciopelo; sería la envidia del las aguas y los soles, del viento ocuparía el lugar en tus pulmones,
para que no me olvides
para que no me olvides
sobre tu pecho anidaría cual voz con alas
para volar rompiendo silencios que no existen.
Edel Juárez (2000)
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