La Reina Isabel de Inglaterra, nombró el año 1996 como su 'Annus Horribilis'. Este adjetivo lo determino porque en ese año le fue de la fregada. Le pasó casi de todo: Se le divorciaron los hijos, casi abolen la monarquía y para terminar, se le incendió su palacio. A mi no me fue tan mal este cuatrimestre, pero lo he nombrado mi 'Cuatrimestre Horribilis'.
En el cuatrimestre pasado me tope con una alumna sin escrúpulos que no sabia diferenciar mi vida privada de mi vida profesional. Me regañaron por utilizar la palabra 'Madre' y me castigaron este cuatrimestre dándome únicamente seis horas docentes frente a clase. Pero no es por eso que lo nombro mi Cuatrimestre Horribilis, si no lo hago porque es la primera vez que tengo tantos reprobados en un grupo.
Esto me ha hecho cuestionarme sobre mi labor, porque para mi si es alarmante que al 30% del grupo no le interesaron ninguna de las dos materias que les impartí, y que ese 30% reprobó. Me tiene preocupada porque en cierto modo, y al final, los resultados plasman que de alguna manera yo estoy fallando. La decisión de plasmarles la calificación reprobatoria se determinó en base a su trabajo, porque hubo equipos que no entregaron absolutamente nada durante todo el cuatrimestre. A mi como docente me molesta que al final de un periodo escolar de flojera lleguen con su cantaleta de: "No sea mala, no me repruebe". Ese afán de buscar a quién echarle la culpa de nuestros propios actos es algo muy mexicano, pero por eso México está como está.
A su juicio soy la peor de las maestras. Y no me importa, ya que yo cumplí con mi labor de impartirles la clase puntualmente, elaborar material didáctico, aclarar dudas, etc. Si no se acercaron o esforzaron para realizar un trabajo, resulta injusto para quienes si trabajaron de manera puntual que les plasme una calificación que de entrada No merecen. Y después de la rogadera, creanme que sé que el pensamiento que tuvieron al volverse de espaldas hacia mi mínimo fue "Pinche vieja".
Y sigue sin importarme. Porque yo estuve ahí donde están ustedes. También hubo un breve tiempo, en que me sentí mas lista que mis maestros, pero jamás, jamás fui tan arrogante, ni tan tonta, como para ser floja (o huevona como dicen en mi pueblo) y todavía tener los riñones de ir a tratar de verle la cara de idiota al maestro.
Aún recuerdo que cuando me accidenté en la universidad, un profesor me reprobó porque se me ocurrió faltar dos meses (y eran semestres). El maestro, puedo decirlo, ahora que estoy del otro lado, no sabía nada, pero se dio el lujo de reprobarme, aún sabiendo que no entendía la materia que impartía. Siempre les he dicho que los maestros somos ególatras, pero no hay peor egolatría que la que no esta fundamentada por alguna capacidad, como en el caso de este maestro. ¿Qué materia daba? Investigación de mercados. ¿Qué saqué en mi examen extraordinario? Diez, ¿En qué tema fundamenté mi tesis, esperando poder tenerlo como jurado, y demostrarle que no sabia ni papa? De Investigación de Mercados.
Lamentablemente, el Licenciado B. no estuvo como jurado en mi examen profesional, pero afortunadamente me enseñó algo muy importante, que yo le repito a mis alumnos hasta el cansancio: No nos crean todo lo que les decimos, ya que tienen la libertad y derecho (vean que hermoso, libertad y derecho) de comprobar que lo que dice el maestro es cierto. Y le agradezco al Licenciado B, que ahora mi especialidad es la Investigación de Mercados y que he tenido grandes satisfacciones debido a ello. Era otro tipo de arrogancia. Estúpida e irrespetuosa como todas las arrogancias, pero no tan vacía como la arrogancia de estos alumnos de la era multitask.
Pero no dejo de preocuparme. Si dejara de hacerlo sería lo peor. Es un impulso para tratar de seguir mejorando. A la fecha estoy generando nuevo material didáctico. Buscando renovar mis conocimientos. Ese es mi trabajo como docente. ¿Me preocupo por ellos? Sí, en general me preocupan mis alumnos. Me preocupa su ceguera, su falta de dirección en la vida y su poca inteligencia. Aclaro que no de todos, porque afortunadamente la mayoría son chicos que cumplen con su labor y si tal vez no saben qué hacer de su vida, por lo menos hacen algo productivo en lo que llegan a definir su camino amarillo y encontrar su Ciudad Esmeralda particular.
Me preocupan aquellos que no saben ni para qué respiran, pero eso habla de nuestra descomposición social y de esta cultura de lo inmediato y material. Irónico ¿no?. En esta época llena de tantos recursos maravillosos, que les pueden hacer el conocimiento algo más significativo y perdurable, y que a su vez les permite generar y difundir su propio conocimiento, no se les ocurra ocupar todas esas maravillas para crecer, si no para hacer lo que mejor saben hacer en su ceguera: Reprobar y echarme la culpa a mi.
Si, soy una maestra malvada. Los reprobé por no trabajar. Soy cruel, porque evalué su esfuerzo objetivamente. Soy una hija de Elba Esther Gordillo, porque no me permití poner un número que avale conocimientos que no tienen. Si... Soy una hija de mi madre. Y por eso soy maestra.
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