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Mi nombre es Otto... Otto Vampirito

Ahora están de moda los vampiros, gracias a esa película para 'emos - ninis' y su serie de libros que de verdad, mi cerebro no me deja leer más allá de las primeras páginas, denominada Crepúsculo.  Sin embargo, los Vampiros han existido desde siempre.



No me refiero a esos vampiros como Vela Lugosi, o Germán Robles, ni como el Conde Patula.  No. Me refiero a los vampiros que conviven entre nosotros.  Esos, los denominados vampiros emocionales. Ayer tuve un incidente con uno de ellos.  Los psicólogos los denominan como 'Gente Toxica' o 'Vampiros Emocionales', que son personas que inclusive tenemos en nuestra familia que se alimentan con el mal ajeno y te roban la energía, porque eso es de lo que se alimentan:  de tu desgracia y tristezas.  Pero no voy a abundar en ellos, si no en uno mismo, porque al igual que en las películas clase B, donde la damisela lenteja hace todo lo posible por caer en las garras del Vampiro que le dará fin, nosotros igual caemos como moscas y permitimos que ejecuten su labor de vampiro región 4.

En mi familia hay una Vampiresa que cada que puede (afortunadamente es una vez al año) se dedica a nulificar mi energía por mucho que yo este en una onda relax.  Generalmente me siento orgullosa de mi misma, pero esta persona tiene la facultad, de hacerme sentir la peor de las basuras.  A sus ojos no soy buena, no he tenido éxito, soy una persona sin logros, sin futuro, etc. Lo repite con tanto ahinco que termina por vencer mi 'Muralla China' personal, y logra su objetivo:  Que me deprima.

La verdad es una persona a la cual sufro mucho, pero igual le tengo respeto por lo que no le puedo responder como me gustaría, sin embargo el antídoto vino de la persona que siempre le da alivio a mis penas pase lo que pase.  Cada que me sentía agredida, triste y deprimida le decía:  Oye, soy tu cachorro, cuídame, y su repuesta siempre sabia era:  Tú que le haces caso.

Este diciembre antes de llegar al quiebre que indiscutiblemente esta persona me hace llegar, la hembra alfa de este lado de la jungla me dijo: "¿Todavía no entiendes, que si se la pasa tratando de hacerte sentir mal, es para evadir el tener que observarse a sí misma? Te agarra a ti porque se lo permites, y cuando vea que no hace el efecto que busca en ti, buscará otra a quién hacérselo". Y ahí logré mitigar y detener la posible depresión.

Y en verdad este tipo de personas abundan en la vida, y son personas que amamos (como en este caso). Sin embargo la visión que tengamos de nosotros mismos nos ayudará. La felicidad es distinta para cada quien, y si yo soy feliz y me siento realizada con lo que hago, será culpa mía si permito que me roben mi felicidad y  orgullo por mi misma y mi trabajo.

Al final y analizándolo bien.  Yo tengo personalidad (aunque no sea la que le guste a mi querida Vampiresa familiar) con o sin bolsa.  Un experto en management dijo en una entrevista cuando le preguntaron ¿qué era el éxito?, el respondió que el éxito es hacer lo que te gusta, levantarte con ganas de hacer lo que haces y seguir sintiendo la pasión por tu trabajo.  Si una persona que aparentemente tiene éxito, no disfruta su trabajo, no es éxito en realidad, es vivir y respirar de manera autómata. Porque es lo que se tiene que hacer.

La diferencia es esa:  Yo soy lo que quiero, no lo que puedo.  Y entonces si les digo: La neta, soy el éxito en dos patas, aunque exista un cierto segmento al que no le parezca.

Desarrolla tu Van Helsing interior.  Despliega tus alas (no de murciélago, si no de lo que quieras) y sientete orgulloso de ti mismo, y si no les parece ¿adivina de quién es el problema?

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