Para mis primas y primos que no pudieron estar. Espero que el próximo año tengamos la bendición de estar todos juntos.
Realmente no
empezó como yo hubiera deseado. Y no fue
así porque desgraciadamente como todo lo malo que nos sucede, lo realizamos
nosotros de esa manera. Después de todo,
ha sido una excelente semana rodeada de gente amada, a quien abrazo con gusto
porque pasaré un largo año sin estar con ellos físicamente.
Calkiní como
siempre, es una experiencia placentera y diferente. Es un lugar que resulta ser una fábrica de
recuerdos hermosos que atesoro en el fondo de mi corazón desde la infancia.
Definitivamente traeré a mis hijos aquí, tal y como mi madre lo hizo durante todos
los veranos de mi vida. Espero que
encuentren aventuras, cómplices y amor como yo lo he hecho todos estos años.
Y no es que
seamos una familia de esas súper melosas que salen en las películas que resaltan
los valores que se han perdido de la sociedad. No. Somos una familia
imperfectamente divertida. Como una especie de reunión de mafia yucateca donde
los presentes deciden la suerte de los ausentes, al mas puro estilo de Mario
Puzo.
Somos sarcásticos,
caníbales y dicharacheros. La risa
culmina con dolores de estómago memorables, y todos, absolutamente todos hemos caído
en esa cazuela familiar. Pero somos
familia, nos amamos y estamos ahí, año tras año para darnos el amor contenido
durante meses de ausencia.
De alguna forma
somos como una especie de Familia Adams: Una familia de lo más normal. Pero yo
nos defino como los Looney Tun’s (por nuestro inconfundible y sonoro apellido,
que lamentablemente se perderá después de nuestra generación). Ha sido un buen fin de año, cosa que me
encanta porque pretendo seguir con este ánimo para el inicio del 2012.
Y si no se acaba
el mundo, el próximo año me tendrán aquí.
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