La influencia de Marga López y todas aquellas mujeres sufridas de la Época de Oro del Cine Mexicano, han hecho que la mujer tenga una posición un tanto hipócrita ante la vida. El sacrificio femenino, eleva a las mujeres a una posición casi divina; razón por la cual debemos ser resignadas, dignas y sufridas para ser consideradas ‘buenas’. Y es que ese adjetivo calificativo nos persigue durante toda nuestra vida: nuestras madres nos educan para ser buenas hijas, buenas madres y buenas esposas o novias. Hasta Doña Lucha dice: “A qué venimos a este valle de lágrimas, si no a sufrir por los hijos”. Pues bien, esta posición muchas ocasiones hace que mientras más triste y miserable sea la vida de una mujer, más merecedora de admiración es.
¿Y a ti a qué te sabe la vida?