La noche era lluviosa. Al llegar al estacionamiento de Bellas Artes, nos quedamos platicando un rato mi compañero y yo. Planes, sueños y recuerdos. Decidimos enfrentarnos al mundo exterior cuando sospechamos que la lluvia había pasado gracias a la música del organillero.
Fuimos al Sanborns de los Azulejos a hacernos de provisiones. Chocolates y gomitas. Comprados en cantidades industriales para pasar un rato agradable. Caminamos bajo la lluvia, que era muy leve en esos momentos para irnos al Teatro Blanquita.
Irnos caminando era mi opción, mi compañero de fechorías prefería irnos en transporte público. ¿Cuál fue el punto medio?...¡Taxi!
Al llegar al Blanquita la gente ya estaba entrando. Nos llevaron hasta nuestro lugar, en la primera fila del balcón izquierdo. Nos acomodamos y empezamos a platicar de mil cosas en lo que empezaba a llegar lentamente la gente.
A los pocos minutos de que llegamos, entró la grandiosa Tongolele. La gente se paraba a tomarse fotos con ella. El tiempo pasaba y yo veía como los meseros caminaban entre las filas, se me antojaba algo para beber, un coctel o una coca cola. Pero conociendo mi vejiga precoz, decidí no beber nada y comenzar a deglutir las gomitas y chocolates que mi compañero hizo a bien comprar en el Sanborns.
Un poco antes de las nueve, sale Astrid vestida de negro, para hacer la presentación oficial de su canción (que es mi favorita) “El Calcetín”, que ya cumple 25 años de cantarla y para el festejo decidió hacer el video. Al finalizar invitó a Tongolele a subir, para darle un muy merecido homenaje.
Cinco minutos mas y empieza el show. Un recorrido a la historia de México desde el punto de vista irreverente de Astrid. Empezando con los Aztecas, donde nos dice que “No los derrotaron 800 españoles, si no como le caían mal a todos, todos los demás se unieron en su contra”. Pasando una por una las etapas de la historia de México, dando comentarios sarcásticos e inclusive poniendo el dedo en diversas yagas, y sobre todo, que nos ofrece la visión de una mujer que ve la vida de colores, acerca de lo que ha sido nuestro país.
“Soy su Lady Gaga de Nixtamal”, y ahí le di toda la razón, antes de Lady Gaga, ella hacia este tipo de cosas. Al finalizar el show, empezamos a pedir otra canción. El ‘Pilón’ como decimos aquí. Como el público estaba dividido, decidió cantar las dos canciones solicitadas. Y yo feliz porque una de ellas es mi favorita.
Al finalizar de este viaje surrealista a la historia de nuestro país, la esperamos en el lobby para que me diera un autógrafo, y salimos de este teatro donde tantas figuras importantes de nuestro país han deleitado al público. Caminamos hacia Bellas Artes y viendo la realidad que nos rodeaba entendí. Astrid no es surrealista…viviendo en nuestro país, lo que ella nos comparte es el realismo que vivimos, solo que con colores, lentejuela y brillantinas.
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