Hoy me siento un poquito triste. Hace mucho que no tenía esta sensación de tener algo que me falta en el pecho. El año antepasado vino Madonna, mi máximo ídolo a México. Cuando vino la primera vez, tenia 13años y debido a que mis gustos musicales distan a los de mi familia nadie quiso llevarme y hasta esa fecha pude hacer mi sueño realidad pese a los inconvenientes.
Pues bien, ese día debido aun incidente me puse triste sentada en el piso del Foro Sol, esperando a que iniciara el concierto y tenía exactamente la misma sensación que tengo el día de hoy. Que grandes contrastes tiene la vida que mezcló uno de los momentos más tristes y desoladores de mi existencia con uno muy muy feliz. El concierto empezó y se me olvidó el incidente...Hasta que llegó cierto punto y empezó esta canción. Mis ojos empezaron a sacar agua como si hubiera abierto una llave. Definitivamente no me pude controlar el resultado de la mezcla de sentimientos con esa canción.
Hoy me siento así, porque muchas veces las cuestiones del corazón dependen en su mayoría de factores incontrolables, ya que no podemos controlar de quién nos enamoramos, ni podemos controlar que nos correspondan y mucho menos que nos rompan el corazón. Hablando de amor, estamos a merced del otro. Y en ocasiones podemos imaginar que podemos hacer que la otra persona nos quiera. Por experiencia propia les puedo decir que no puedes obligar a alguien a que te ame, debido a que el amor es un sentimiento auténtico e inesperado.
Bueno, después sigo filosofando, pero he aquí la canción en cuestión, escrita por Adrew Loyd Webber e interpretada por mi máximo idolo de todos los tiempos. Ya me estaba tardando en ponerla en mi Soundtrack y esta es una excelente manera de empezar. Espero les guste.
Nota: Este post lo publiqué en mayo del año pasado. Hoy lo traigo de vuelta porque...el sentimiento es el mismo, con la diferencia de que jamás volveré a ser un Kleenex.
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